jueves, 9 de junio de 2016

Historia de los dos árboles

Os dejo esta pequeña historia de dos árboles, espero que os guste.

Una vez, un niño de ocho años que era muy listo para su edad, fue a visitar a su abuelo como hacía cada fin de semana. Esta vez tenía una idea muy interesante en la mente, se había propuesto triunfar en la vida y pensaba hacer todo lo que fuera necesario para lograr ese objetivo.

Su abuelo había sido una persona de éxito por lo que le formuló la siguiente pregunta: Yo, cuando crezca, voy a tener mucho éxito. Abuelo, ¿Puedes darme algún consejo sobre como acanzarlo?



El abuelo asintió pero no dijo ni una palabra. Cogió al niño de la mano y fueron a un vivero donde compraba regularmente las plantas. Le dijo que escogiera dos árboles.

Se los llevaron a la casa y se dispusieron a plantarlos en un lugar adecuado. Uno de ellos lo pusieron en el jardín, el otro, en cambio, lo plantaron en una pequeña olla en el interior.

Entonces el abuelo le preguntó a su nieto: ¿Cuál de los dos árboles piensas que va a tener más éxito en el futuro?

Al niño le encantaba este tipo de acertijos, así que se tomó unos minutos para pensarlo y dijo: El árbol de la olla. La razón es que aquí dentro se encuentra protegido y seguro. El de fuera tiene que enfrentarse a elementos externos que pueden dificultar que crezca.

El abuelo se encogió de hombros y dijo: ya veremos.

El tiempo pasó y el abuelo se encargó de cuidar las dos plantas por igual. Un día, el niño ya convertido en adolescente volvió a visitar a su abuelo.

-En realidad nunca contestaste a mi pregunta- le dijo– ¿Cómo puedo tener éxito cuando sea mayor?

El anciano llevo a su nieto a ver los dos árboles, luego le dijo: ¿Cuál es el mayor?.

-Pero no tiene sentido-, dijo el adolescente. – Es más grande el de fuera… pero tendría que haber crecido más el de dentro ya que ha tenido menos dificultades para hacerlo.

–Sí, pero el riesgo de enfrentarse a desafíos vale la pena- Dijo el abuelo sonriendo. –Si eliges la opción segura nunca vas a crecer. En cambio, los peligros y desafíos hacen que tu único límite pueda ser el cielo.

Si tú tienes el valor de arriesgar y apostar por lo que realmente crees, puedes tener la certeza de que despertarás tu verdadero potencial y tendrás éxito en aquello que te propongas.