martes, 12 de abril de 2011

- Un juego para los niños: la rayuela


Si existe un juego realmente universal y conocido en todo el mundo, al que hemos jugado todas las generaciones desde tiempos inmemoriales, este es la rayuela. Aunque no existe acuerdo unánime en la manera de jugarlo o el nombre otorgado que tiene variedad innúmera de denominaciones, es uno de los juegos infantiles más incombustibles y divertidos.
La rayuela tiene múltiples versiones y variantes en las reglas del juego, pero seguro que conocéis la versión local más próxima a vosotros. Yo jugaba trazando unas casillas en la arena o en el suelo con tiza numerándolas. Se juega por turnos y se elige una piedrecita plana para que no salga rodando. El jugador tiene que lanzar la piedra, empezando por la primera casilla, sin que ésta toque los bordes, y salta hasta la segunda quedando a la pata coja (se pueden reposar los dos pies cuando las casillas son dobles.
Se realiza el recorrido descansando en la casilla final (el cielo) y volviendo por el mismo recorrido para finalizar la ronda, recogiendo antes la piedra de la casilla en la que nos tocaba tirarla. Si se comete un error el turno pasa al siguiente jugador.
Yo recuerdo pasar maravillosas horas en patio del colegio o en la acera de la calle, con mucha implicación con el grupo participante.

Hay muy diferentes versiones, y aunque todas ellas tienen características comunes, algunas son bastante más difíciles y precisan de práctica y habilidad, en éstas, la piedra debe ser empujada con la punta del pie hacia la siguiente casilla.

La rayuela, o tejo, o pitajuela... es un juego realmente estimulante para jugar en grupo o en equipos (aunque también puede jugarse en solitario). Jugando a este universal juego los niños entrenan su equilibrio, la habilidad en sus piernas, su puntería, realizan ejercicios de saltos, coordinan piernas y ojos, y aprenden a numerar y recordar posiciones... un sinfín de virtudes para un juego muy conocido y reconocido.